El hombre ha inventado numerosas máquinas, pero olvida que él mismo es una máquina mucho más complicada que todas las que ha inventado.[…]. El hombre no conoce ni sus límites ni sus posibilidades…ni siquiera conoce hasta que punto no se conoce. Pero claro, estamos tan ocupados en buscar valores externos…que no nos damos cuenta de lo que realmente importa.[…]. ¿Cómo se podría estar encantado de esta vida, privada de atractivo, de ingenuidad y de espontaneidad?. Cómo no preferiría quedarme aquí, en las sombras, si ahí afuera hay un mar de sorderas que nos está arrastrando a ser irremediablemente desgraciados…
Moebius (1996)
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